Saturday, April 08, 2006

Acerca de cómo la leche de puerca me salvó de El Guaynabito

Hoy fuí a una fiesta y me encontré a El Guaynabito. Traté de evitarlo lo más posible, pero finalmente las obligaciones sociales presionaron a que tuvieramos que hablar. Me contó sus emocionantes aventuras salvandole la vida a peces de riquitos. Sus clientes son personas tan adineradas que él no puede mencionar sus nombres. Aunque él es un veterinario experto en peces, me contó que además está tratando de especializarse en cerdos, porque aparentemente hay mucho millonario que tiene cerdos como mascotas y eso paga bueno.

Yo sentía que me asfixiaba como a un pez fuera del agua de esos que el opera mientras me explicaba acerca de las regulaciones federales en el uso de antibioticos en peces. Así que, con la seriedad que me caracteriza siempre, usé muchos adjetivos para cualificar lo crucial que era la resolución de una pregunta para mi paz mental, y como él era el único que podía arrojar luz ante la tortuosa inquietud que me mantenía despierto por las noches. Le hice la pregunta acerca de la leche de cerdo.

No me supo describir a qué sabía, pero aprendí algo valioso: siempre que me encuentre en una situación incómoda socialmente y necesite escapar debo recurrir a hablar acerca del gran misterio de la leche de puerca.

2 comments:

Anonymous said...

Ok, ya se como intepretar el extraño tema que abordas cada vez que nos enncontramos!

Phobos said...

Yo tengo una fascinación genuina por este misterio, y me gusta compartirla. Sin embargo, hay gente que considera el tema uno asqueroso y tal vez señal de inestabilidad mental de mi parte. Esta gente que no aprecian los misterios del universo son los que me ponen en situaciones sociales incomodas. Asi que ayer aprendi que es un buen filtro el asunto: los que piensan que estoy loco se van, mientras los que comparter mi locura se quedan. Todo el que respete mi duda acerca de la leche de puerco, significa que tiene algo de loco tambien, y abrazo candidamente a todos los anormales como yo.